A principios del mes de octubre del año 2003, recibí un email tremendamente interesante. Era de una lectora quien estaba fungiendo de puente entre mi persona y el Excelentísimo Señor Cardenal Rosalío José Castillo Lara.
Según mi lectora, el Cardenal quería verme en persona y sugería la casa de ella como lugar de encuentro. La reunión se llevó a cabo el 14 de octubre de 2003. Castillo Lara, gran admirador del Cardenal Sin de Filipinas, quería sublevar a los venezolanos y requería de mi ayuda por ser la única persona en Venezuela que hablaba de sublevación cívica, al estilo de Filipinas, por ejemplo.
Por cierto, no era la primera vez que se me convocaba para aplicar La Guarimba. Hacía unos meses había sido invitado a Miami por Don Luís Teófilo Núñez Arismendi, quien tenía un estupendo apartamento en el Jockey Club de esa ciudad. Al llegar a la reunión me encontré a un grupo compuesto por varios venezolanos de peso (de peso económico), que estaba conspirando. Habían decidido que La Guarimba sería la herramienta perfecta para derrocar a Chávez.
El nombre del político que colocarían al frente del gobierno - una vez tomado el poder en Venezuela - que más sonaba dentro de aquel grupo, era el de Oswaldo Álvarez Paz. Aquella reunión culminó abruptamente cuando nuestro anfitrión, Don Núñez Arismendi, se levantó y dijo: “Señores, conozco a Oswaldito desde que era un niño. Sé de su vocación patriótica y de su compromiso con Venezuela, pero Oswaldo es muy blanco y muy catire (rubio) para colocarlo al frente del gobierno que suceda al zambo de Chávez. Ese líder TIENE que ser Carlos Ortega”.
Ahora con el Cardenal Castillo Lara parecía ser otra historia. Le sugerí que comenzáramos por dar una gran demostración de fuerza y acordamos convocar a una misa que él oficiaría en algún lugar público y abierto el 21 de noviembre de ese mismo año. La “sugerencia” vendría, públicamente, de nuestro movimiento (el M.R.R.) y le daríamos un carácter subversivo solamente a través de la propuesta, la cual publicaría en mi red de lectores, que ya rondaba por el cuarto de millón de buzones electrónicos. Esta fue la propuesta:
Caracas 21 de octubre de 2003
Excelentísimo Sr. Cardenal,
Rosalío José Castillo Lara
El 21 de agosto de 1983, Benigno “Ninoy” Aquino fue asesinado de un tiro en la cabeza en el Aeropuerto de Manila, Filipinas, cuando bajaba del avión que lo regresaba del exilio a la lucha por recuperar la democracia en su país, mancillada durante más de tres quinquenios por el sanguinario y despiadado General Ferdinand Marcos. El vil asesinato convulsionó a la sociedad filipina, produciendo brotes de protestas cívicas en las calles de varias ciudades de esa hermosa isla, el único bastión católico-romano del continente asiático.
La bandera que se le cayó de las manos a “Ninoy” fue recogida con valentía por su viuda, Corazón, para continuar la lucha que su finado esposo había decidido retomar aquel día que pisó tierra filipina para inmolarse por la libertad de sus coterráneos, pasando así a la inmortalidad en los corazones de todo ser humano que se sienta libre.
Para principios de 1985, año en que usted fue nombrado Cardenal y diácono de Nostra Signora de Coromoto en S. Giovanni Dio, Filipinas vivía el surgimiento de una modalidad distinta de revolución que reflejaba las ideas del Santo Padre Juan Pablo II sobre la Iglesia en el mundo moderno. Ya desde 1979, la Conferencia Episcopal Filipina intensificaba sus críticas públicas al régimen de Marcos, cuya actividad represora iba en aumento.
En enero de 1985 una comisión independiente determinó que Benigno Aquino había sido asesinado por una conspiración militar ordenada desde las más altas esferas de aquella despiadada tiranía, lo que se tradujo en un incremento del terror colectivo por parte del régimen de Marcos. Meses más tarde, en octubre, la Conferencia Episcopal Filipina declaró, entre otras cosas, lo siguiente: “Nosotros los pastores de la Iglesia no podemos ignorar la alarmante realidad del creciente recurso a la fuerza para dominar a nuestro pueblo.” Para entonces usted llevaba cinco meses de haber recibido la birreta roja y se encontraba en el corazón y el epicentro de la dirección universal de la Santa Iglesia Católica, el Vaticano.
A principios de 1986, debido a las presiones que ejercía el pueblo en LAS CALLES, el General Marcos aceptó medirse en unas elecciones con la viuda de “Ninoy”. Fue entonces que hizo sentir su presencia el Cardenal Sin al llamar al pueblo a que acudiera a esas elecciones, advirtiendo que de producirse un fraude electoral, sería un acto gravemente inmoral y anticristiano. En efecto, el 7 de febrero de 1986 las elecciones fueron fraguadas, pero como los tiranos no creen en elecciones, el evidente triunfo de Corazón fue arrebatado descaradamente por el General Marcos.
La Conferencia Episcopal Filipina le salió al paso a aquel MEGA FRAUDE declarando que “el PUEBLO filipino tenía la OBLIGACIÓN de corregir la injusticia de la cual había sido víctima, por medios pacíficos no violentos, a la manera de Cristo”. Usted se debe acordar del gran nerviosismo que imperaba entonces en la Secretaría de Estado del Vaticano, sin embargo, el Cardenal Sin y sus obispos, sin reclamar ni esperar el apoyo del Vaticano, tuvieron la valentía – muy similar a la que hoy usted nos ha demostrado tener – de seguir con su campaña, declarar moralmente ilegítimo al régimen de Marcos e invitar al pueblo filipino a que TOMARA SUS CALLES en pleno desafío al tirano y mediante la RESISTENCIA NO VIOLENTA. Algo así como uno cree entender ordena el Artículo 350 de nuestra constitución, el cual usted tanto ha mencionado últimamente.
El 16 de febrero de 1986, Corazón Aquino y el Cardenal Sin convocaron al pueblo a una gran misa que fue celebrada ante UN MILLÓN de filipinos. Seis días más tarde el Ministro de la Defensa y un general, la segunda autoridad del Estado Mayor, rompieron con Marcos y se atrincheraron en dos puntos de Manila. Los insurrectos hicieron contacto con el Cardenal Sin y le pidieron ayuda, pues estaban seguros de que serían atacados por las fuerzas del régimen. Este último les preguntó si le darían su apoyo a “Cory” Aquino y éstos le aseguraron que sí, tras lo cual el Cardenal se trasladó a las instalaciones de Radio Veritas y en un heroico y valiente llamado radial, llamó a “todos los hijos de Dios” (sic) para que salieran a las calles y se dirigieran a los campamentos donde estaban atrincherados los dos oficiales insurrectos con sus respectivas tropas leales.
El Santo Padre Juan Pablo II aprobó la actitud del Cardenal Sin y la de los católicos filipinos, alegando que en situaciones como en Polonia y Filipinas los pastores tenían la SAGRADA OBLIGACIÓN MORAL Y CRISTIANA de defender la dignidad humana de los estragos y atropellos de sus derechos de gobiernos malvados.
La ancha Avenida Epifanio de los Santos, que unía a ambas bases rebeladas, se convirtió en el escenario de la revolución. Durante tres días CIENTOS DE MILES de filipinos, acudiendo al llamado del Cardenal Sin, salieron a las calles desarmados y con rosarios, flores y refrigerios para aquellos que manipulaban las tanquetas con las cuales Marcos amenazaba a los oficiales rebeldes, formando así un inmenso escudo humano entre las tropas del gobierno y los campamentos de los dos generales rebeldes. Jóvenes, viejos, laicos, religiosos, sacerdotes, filipinos de todas las clases sociales… todos acudieron a la “avenida revolucionaria”. Aquellos que antes habían vivido en el conformismo fueron invitados por el Cardenal Sin – recientemente fallecido – a que hicieran uso de aquella patriótica oportunidad de convertirse en RESISTENTES NO VIOLENTOS.
No proliferaron las consignas en contra del régimen, solamente se oía el monótono rezo del rosario, dirigido a veces por “Cory” y otras por el Cardenal Sin. Nadie murió… no hubo un solo herido. El otrora tirano sanguinario que había salido airoso de numerosos intentos de golpe por parte de los comunistas y los islámicos, no pudo soportar la presión de TODO UN PUEBLO EN LAS CALLES. Al tercer día se fueron pasando a las filas de los generales insubordinados más oficiales arrepentidos de haber acompañado al tirano por años y años. Antes de finalizar la semana, Ferdinand Marcos abandonó el poder y su tierra natal por última vez, rumbo a Honolulu, en Hawai, donde a los pocos años murió de una penosa enfermedad.
Su excelentísimo Sr. Cardenal Rosalío José Castillo Lara. Hace años que lo vengo oyendo hablar y no puedo evitar ver en su persona al Cardenal Sin. Presiento que el amor que usted tiene por su patria, Venezuela, es similar a aquel amor que sentía su homólogo por la suya, Filipinas. El Artículo 350 que usted, de manera tan contumaz ha venido mencionando, casi invocando, textualmente reza: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.”
Usted percibe claramente que el régimen CASTRO-ESTALINISTA que hoy destruye a su país, ha contrariado – con creces – los principios y las garantías democráticos, menoscabando de manera pertinaz los derechos humanos de MILLONES de venezolanos. En su reciente entrevista para Unión Radio, usted ha dicho: "Eso que está sucediendo era una cosa ya anunciada por Chávez desde el principio. Cuando él prometió anclar la nave de Venezuela en el mar de felicidad de Cuba no estaba haciendo una metáfora de muy mal gusto, sino indicando un propósito que está cumpliendo con mucha perseverancia." Ha lamentado públicamente que muchos venezolanos, tanto de la oposición como del oficialismo, no se han dado cuenta que el régimen apátrida que hoy entrega a Venezuela en las manos del CASTRO-ESTALINISMO INTERNACIONAL quiere calcar, punto por punto, el desastre cubano.
Como un ejemplo claro del menoscabo a los derechos humanos y una contradicción a los principios y a las garantías constitucionales, violaciones éstas que se mencionan en el Artículo 350 de nuestra constitución, usted resaltó las confiscaciones de fincas como La Marqueseña, en el Estado Barinas, añadiendo lo siguiente: “Esas confiscaciones son una muestra de que éste es un régimen autoritario y tiránico. ¿Cómo es posible que a una finca como La Marqueseña haya ido el ejército o los guardias a confiscarlas, asaltarlas y a privar de sus derechos a todos los demás? Eso es expresión de un gobierno autoritario que se salta todas las leyes".
Ante la conocida inmoralidad reinante en el C.N.E., que evidencia toda posibilidad de otro nuevo fraude, usted ha dicho que acudir a votar en las próximas elecciones es como ir a un matadero, agregando: “No sabemos cuántas trampas hay allí y no basta la palabra indigna de fe de Jorge Rodríguez, que diga que hay una enorme transparencia, si se rehúsan a contar el escrutinio y la auditoria de las máquinas para contar los votos como debe ser. De todos modos aquí vamos a una pendiente. Hay que ver cómo el pueblo venezolano será capaz, cuando llegue el agua al cuello, para aplicar el 350 o se deja ahogar”.
Ese pueblo, su Excelencia, no se va a dejar ahogar si cuenta con su Santa dirección, como no se ahogaron los filipinos con la conducción del valiente y patriota Cardenal Sin ante un tirano mucho más sanguinario que el que hoy intenta desintegrar a Venezuela y convertirla en un adefesio del comunismo trasnochado. Usted, admirado Cardenal, debe ser nuestro guía, como lo fue el Cardenal Sin para su pueblo en los momentos decisivos.
Hoy es 21 de octubre. ¿Qué le parece si para el 21 de noviembre convoca usted al pueblo de Caracas a que lo acompañe a una misa similar a aquella a la cual convocaron al pueblo filipino Corazón Aquino y el Cardenal Sin, aquel glorioso 16 de febrero de 1986, génesis del movimiento de RESISTENCIA NO VIOLENTA en Filipinas? ¿Por qué no hacer uso del puente de Altamira para colocar el altar y que el pueblo lo acompañe en oración silenciosa a lo largo de la Autopista del Este? Sugiero que en esa misa no se mencione una sola palabra que tenga que ver con el régimen y sus violaciones… que no se arengue a nadie. Solo que acudan a misa. Pero detrás de esa manifestación silenciosa, sin pitos ni maracas, sin pancartas, estaremos desafiando al régimen y traspasándole el miedo que hasta ahora hemos sentido ante la impotencia, la indefensión y la traición de muchos de nuestros dirigentes. Todo aquel que acuda a su llamado de silencio y de oración, le estará diciendo al tirano y al mundo entero que está dispuesto a obedecer el mandato del Artículo 350 de nuestra sagrada constitución, aunque el mismo no se mencione en su misa.
¿Qué le parece, Cardenal?
De aquí allá hay tiempo de sobra para organizarlo. Comencemos, como lo sugiere en su tratado “De la Dictadura a la Democracia” el Dr. Gene Sharp, por RETAR al régimen y demostrarle que NO TENEMOS MIEDO… que ahora contamos con un hombre en el cual podemos confiar nuestro destino y el destino de las generaciones futuras. ¿Qué le parece, Cardenal?
De usted con todo mi fervoroso respeto y admiración,
Robert Alonso Bustillo
A partir de ese momento, todo se comenzó a complicar, tanto para mí, como para el Cardenal Castillo Lara, quien fue – digámoslo así – sacado de circulación y mantuvo un bajo perfil hasta que en el año 2006 le pidió al pueblo católico venezolano que le rezara a la Virgen para que salvara a Venezuela, ya que estábamos viviendo una grave situación como nunca se había vivido en nuestra historia. El 16 de octubre del año 2007, nuestro Cardenal dejó de existir físicamente y comenzó su vida eterna, en espíritu.
En cuanto a mí, el régimen arreció su acoso. Las amenazas por la vía telefónica y mediante mensajes electrónicos se habían incrementado a lo inimaginable. Con la complicidad del entonces alcalde de El Hatillo, Alfredo Catalá, me allanaban la finca cada mes.
El miércoles 25 de febrero del año siguiente, 2004, el chofer que nos buscaba a los dos niños al colegio Jean Piaget, a unos 6 kilómetros de nuestra Finca Daktari, me informó que mi carro no quería arrancar. Un vecino que me visitaba en ese momento se ofreció para prestarme su vehículo. Esa misma tarde recibí un email en el que me preguntaban qué le había pasado a mi carro, que había ido a recoger a los niños en uno distinto.
Dejé la revisión de mi correo y de inmediato me fui a la agencia de viajes de la Urb. El Placer y le compré pasajes a mi mujer y a mis dos hijos pequeños, de 12 y 10 años, respectivamente. Al día siguiente estaban llegando Miami, a su exilio, donde están hoy. Poco después me tocaría abandonar Venezuela y llegar al destierro el 24 de abril de ese mismo año. El 9 de mayo, Día de Las Madres, me enteraría por boca de mi madre, en horas tempranas de la mañana, que el régimen había capturado en la finca a un contingente de supuestos paramilitares colombianos que estaba acantonado en nuestro hogar, haciendo prácticas militares con una caja de cachitos (croissants) suministrada por la famosa Pastelería Danubio, de Caracas. A mediados de ese mes de mayo, de 2004, todas las instalaciones de la finca se habrían convertido en polvo y escombros, la totalidad de los animales masacrada, más de una decena de seres humanos fue asesinada y enterrada en el jardín de nuestra casa.
Me tocó entonces seguir la lucha como la había comenzado, a través de mis escritos de la Internet, llegando a juntar más de millón y medio de buzones electrónicos con los cuales he mantenido una comunicación relativamente activa.
Robert Alonso
robertalonso.vip@gmail.com
http://www.mrr.name/
http://twitter.com/RobAlonso
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El único objetivo de esta nueva lucha es erradicar de suelo patrio a los regímenes que nos han mancillado la libertad y los más elementales derechos consagrados a la humanidad.
II. EL CAMINO HACIA ESE ÚNICO OBJETIVO
Unir a nuestra sociedad civil en torno a una nueva lucha: la resistencia no-violenta cuyo fin será la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida; la cual, a su vez, busca provocar la insurrección (implosión) militar necesaria para deponer al enemigo apátrida del poder.
III. AL FINALIZAR LA LUCHA
Al finalizar la lucha para defenestrar a los regímenes deslegitimados y traidores, se instalaría en nuestros países un gobierno cívico-militar que pondría orden en la sociedad, haría justicia y sentaría las bases para la redacción de una nueva constitución con la participación de todos las fuerzas vivas democráticas existentes.
IV. CARACTERÍSTICAS DEL ENEMIGO
Debemos comenzar por conocer y entender al enemigo como un ente apátrida y traidor que no conoce fronteras, que desconoce la piedad y que empleará todos los medios disponibles para justificar su único fin: mantenerse firme y eternamente en el poder, en pro de su beneficio personal y el de unos pocos.
Para el enemigo es mantenerse en el poder o morir. No hay otra. Estamos hablando de una muerte física, ya no política. Hugo Chávez, por ejemplo, está consciente de que el día en que él pierda el poder, perderá la vida física porque no podrá mantener la seguridad que hoy le ofrece su régimen. Para el enemigo es seguir “comiendo gallina”, so pena de “morir arponeado”.
Ante tal contrincante no hay tregua. No hay posibilidades de entendimiento... de diálogo ni de esperanzas de eliminarlo por medio de la vía electoral. A un enemigo así hay que sacarlo con fuego: el fuego de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida que desemboque, irremediablemente, en una insurrección militar.
V. CON QUÉ CUENTA EL TIRANO
El tirano tiene dos grandes recursos: dinero y armamento militar, precisamente con lo que no cuenta la sociedad civil. Para nosotros, el enemigo es invencible en el campo militar, en el campo de la violencia. La violencia le es de su absoluto monopolio, su mayor aliado, de ahí la necesidad de luchar en un plano diferente, donde él no cuente con recurso alguno.
El enemigo, además, tiene el apoyo incondicional de la llamada “comunidad internacional”, porque allá afuera se es alérgico a los cambios radicales que pudieran poner en peligro a sus propios intereses. Por ejemplo, una desestabilización sostenida del régimen actual en Venezuela, desestabilizaría el mercado energético a nivel mundial, lo que traería un instantáneo dolor de cabeza en los ámbitos políticos y económicos en los países industrializados del llamado “Primer Mundo”.
Para eliminar ese apoyo incondicional del cual hoy son acreedores estos regímenes, debemos afectar – sostenidamente – los intereses internacionales y para eso, la mejor manera es “embasurando” al país oprimido mediante una paralización total, absoluta y sostenida... a través de la sublevación cívica no violenta. Un verdadero, efectivo y sostenido PARO GENERAL.
Una vez que la “comunidad internacional” entienda que el desbarajuste se mantendrá indefinidamente en el país convulsionado mientras las existentes autoridades estén frente al poder y que la sociedad civil de ese país no tiene la más mínima intención de amainar la resistencia, otro gallo le comenzará a cantar al régimen y esa “comunidad internacional” cambiará inmediatamente de bando, colocándose del lado de la inminentemente nueva opción de poder, es decir: del lado del pueblo sublevado.
VI. CON QUÉ NO CUENTA EL TIRANO
El enemigo no cuenta con el apoyo incondicional de la inmensa mayoría del pueblo, así parezca lo contrario en regímenes en los cuales se ha implantado el terror como un método de “seguridad ciudadana” y existe una doble moral, donde cada quien lleva puesta una careta. Una vez que ese pueblo mayoritario explote de manera generalizada y sostenida, no habrá forma de controlarlo. Los tiranos lo saben y le temen a las sublevaciones.
Precisamente, la carencia del enemigo es nuestra mayor herramienta. Nosotros contamos con ese pueblo mayoritario: ¡nuestro gran ejército! Es a ese pueblo a quien debemos comprometer en la lucha de resistencia no-violenta.
Si bien el enemigo cuenta, por ahora, con el apoyo internacional, ese apoyo es efímero y se disolverá de inmediato al entender - la “comunidad internacional” - que el pueblo está decidido a cambiar de autoridades y a defenestrar a la tiranía.
Será la “comunidad internacional”, entonces, un valioso aliado que hará su parte para presionar al tirano a que abandone el poder para buscar con ello la estabilidad regional y, en casos como Venezuela: la estabilidad energética mundial.
Pero no nos engañemos. El régimen puede perder absolutamente todo el apoyo del pueblo, que si éste no se subleva es como si ese apoyo no lo hubiera perdido. La historia está llena de ejemplos de países subyugados por odiosas tiranías y las mismas se mantuvieron por décadas en el poder a través del terror, porque sus pueblos jamás fueron inducidos a la sublevación y equivocaron sus métodos de lucha... hasta un día.
VII. CUÁL ES NUESTRO RETO INMEDIATO
Nuestro reto inmediato debe de ser cohesionar a la sociedad civil en un ente compacto y dispuesto a seguir las instrucciones dentro de una estrategia YA PROBADA de lucha, que obedece a la modalidad de la resistencia no-violenta.
Debemos comprometer a ese pueblo opositor a que se una a la resistencia de una manera activa, participativa y decidida.
El primer paso es el de educar a la sociedad civil a sublevarse de manera activa, generalizada y sostenida, donde se logre el ÚNICO OBJETIVO de derrocar la tiranía con el menor trauma posible. Cada gota de sangre de nuestros hermanos es parte del tesoro nacional. Debemos preservar cada gota de nuestra sangre para la reconstrucción del país.
No es fácil educar a todo pueblo, sin embargo, nuestras instrucciones son sencillas, como veremos más adelante. El enemigo puede enterarse de esta estrategia sin mayores peligros para la sociedad civil, ya que las tiranías no cuentan con los recursos para combatirla. Además, los regímenes totalitarios, a estas alturas, conocen muy bien qué les viene encima cuando un pueblo se une en torno a la resistencia no-violenta.
Los regímenes harán todo lo posible – e imposible – para evitar que un movimiento de resistencia no-violenta tome fuerza, pero cuando vean que el intento es fallido y la sociedad está decidida a organizarse en un solo bloque, comenzarán a “pedir cacao”... a intentar diálogos de “entendimiento”. Al final empezarán a derrumbarse y a perder afectos dentro de sus cuadros internos, tanto políticos como militares. Esa es la experiencia histórica que los tiranos todos conocen y toman muy en cuenta. Hemos oído, por ejemplo, por la boca del propio Hugo Chávez, el daño que las estrategias de resistencia no-violenta les han causado a grandes tiranos de la historia contemporánea y así lo ha relatado en cadena, asombrosamente y a modo de queja, el tirano venezolano.
VIII. TOMEMOS LA OFENSIVA
Hasta ahora los regímenes totalitarios han sido exitosos en tomar y mantener la ofensiva. Por ejemplo, Chávez planifica todas las semanas la agenda de la oposición venezolana en su espacio mediático (radio y televisión) “Aló Presidente”, al anunciar una “bomba” cada domingo. Eso genera una reacción DEFENSIVA de la oposición y así la entretiene durante siete días, hasta el próximo programa... o nuevo escándalo.
Es necesario que los medios de comunicación reseñen las noticias que genera el “oficialismo” de manera casual, pero que nuestros comunicadores no se hagan eco de ellas. Al contrario, pongamos al régimen a comentar las nuestras.
IX. RETÉMOSLE E IGNORÉMOSLE
La verdadera resistencia es un constante retar al régimen. No debe pasar un día en el cual no lo retemos.
La sociedad civil puede organizar eventos - a modo de “tareas” – que reten al régimen. Estos eventos deben de ser ingenuos y absolutamente legales. Por ejemplo, se puede organizar una jornada de varias horas donde todo el pueblo opositor salga al frente de sus respectivas viviendas y, sin obstaculizar el tránsito, rezar el rosario. Todo un pueblo unido rezando el rosario... MOSTRANDO SU RECHAZO AL RÉGIMEN.
Otra “tarea” para retar al régimen podría ser ponerse todos de acuerdo e ir a visitar a un connotado preso político. En ninguno de estos casos habrá necesidad de solicitar permiso para manifestar. No se trata de una marcha organizada.
Claro está que ese reto establecerá un dinamismo que se irá evaluando sobre la marcha, porque no sabemos cuál será la exacta reacción del régimen ni podemos calcular su nivel o intensidad en el campo de la represión.
Al mismo tiempo en que retamos al régimen, lo ignoramos. Debemos pretender que no existe. De hecho: ¡no existe! En Venezuela se levanta el edificio donde una vez funcionó el Congreso Nacional, pero quienes se reúnen hoy en su inmueble, que ahora mientan “asamblea” (como en Cuba), no tienen legitimidad. No los podemos re-legitimar tomándolos en cuenta para nada. Son fantasmas. Uno no se sienta a hablar con fantasmas a menos que se trate de una sesión espiritista. Tomar en cuenta al régimen y a sus acólitos es hacerles el juego y caer en el campo donde ellos se sienten a sus anchas.
No debemos pedirles absolutamente nada a las entidades del régimen. No hay que introducir nada ante la Fiscalía General ni acudir al Tribunal Supremo de Justicia para nada. Esos organismos, al igual que el Congreso, son cascos vacíos usurpados por fantasmas temporales. Por supuesto que no acudiremos a municipio alguno para solicitar permiso para marchar por el territorio nacional.
Sentarse en la mesa de negociaciones con los fantasmas... pretender que modifiquen sus dictámenes, votar en elecciones en contra de ellos (aunque en ocasiones nos dejen “ganar”, como el gato deja que el ratón “se escape” antes de matarlo y comérselo), es perder el tiempo, legitimarlos y retrasar nuestra lucha de resistencia, porque la distorsionamos. En la resistencia se resiste, no se dialoga ni se participa... ¡tampoco se vota! Retamos e ignoramos al régimen día-a-día.
En una lucha de resistencia no acudimos a las citaciones que nos hacen los fiscales ni los tribunales fantasmas. Tampoco pedimos la libertad de nuestros presos. No hablamos con fantasmas.
Esto, como es lógico, supone un gran sacrificio, pero ¿qué lucha no es sacrificada? Es eso, o perderlo todo, incluyendo nuestra dignidad como pueblo. De todas maneras, si no resistimos adecuadamente, terminaremos perdiéndolo todo: ¡la Patria incluida!
X. EL DÍA D
Toda esta lucha de resistencia no-violenta tiene como finalidad llevar al país nacional al “Día D”. El día en que la sociedad civil se sublevará de manera activa, generalizada y sostenida en contra de aquellos regímenes tiránicos. Se habrán acabado las tareas ingenuas y habrá llegado el momento de la verdad.
SUBLEVACIÓN ACTIVA – Porque cada quien participará activamente en la sublevación.
SUBLEVACIÓN GENERALIZADA – Porque tenemos que sublevarnos a lo largo y ancho del país. En cada urbanización o barrio. En cada ciudad, en cada pueblo: ¡EN CADA CALLE! Esa sublevación generalizada debe de ser al unísono, es decir: todos a la vez y en todas partes.
SUBLEVACIÓN SOSTENIDA – Porque tenemos que mantener la sublevación hasta lograr el único objetivo: sacar del poder al tirano y a sus acólitos.
Hay muchas maneras de sublevaciones cívicas. Las hay violentas y no violentas. Por ejemplo, la sublevación que Hugo Chávez convocó, sin éxito, apenas salió de prisión en marzo de 1994, desde el programa de televisión de José Vicente Rangel, fue una sublevación violenta, al estilo del “Mayo Francés” (de 1968).
Ver el siguiente video:
http://www.mrr.name/VIDEO10.htm
La sublevación que nuestro movimiento de resistencia sugiere es no-violenta, al estilo de Serbia, de Filipinas y de muchas otras no-violentas que han dado resultados positivos e incruentos.
Las sublevaciones de Francia, Serbia y Filipinas cumplieron con sus respectivos objetivos, sin embargo, nosotros preferimos la estrategia de la no-violencia por ser la más factible de realizar, la más efectiva, la menos traumática… y la más segura.
La histórica sublevación violenta del “Mayo Francés” fue contra el gobierno democrático del General Charles De Gaulle.
Las no-violentas mencionadas arriba, fueron en contra de dos sanguinarios y genocidas tiranos: Ferdinand Marcos (en Filipinas) y Slodoban Milosevic (en Serbia).
La sublevación en sí es una vía. Es la última “batalla” antes de lograr los objetivos planteados. En el caso de sacar del poder a un tirano, la sublevación cívica debe culminar con la IMPLOSIÓN (o insurrección) militar. Para entonces ya las condiciones estarán lo suficientemente “maduras” como para evitar escenarios de mayores violencias entre militares.
Dentro de esa sublevación no-violenta está la modalidad de “La Guarimba”, la cual hemos venido promoviendo en Venezuela durante muchos años y, en cierto modo, se aplicó entre los días 27 de febrero y 5 de marzo de 2004 con un éxito total, a pesar de no haberse llevado a cabo debidamente porque muchos no observaron las tres reglas doradas (e inviolables) de “La Guarimba”.
“La Guarimba” en Venezuela pudo haber depuesto al régimen en una semana, de no haber sido por la traición de un sector de los líderes “opositores” que pactaron con Hugo Chávez cuando la verdadera oposición popular iba ganando. Uno no se sienta a dialogar cuando tiene a la vista la victoria. La rendición del enemigo debe ser INCONDICIONAL.
XI. NUESTRO MAYOR RETO
El mayor reto de toda sociedad civil que pretenda lograr su libertad a través de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida es de carácter comunicacional. Es imperativo enseñarle a todo un pueblo la manera más expedita, correcta y SEGURA de sublevarse sin exacerbar la violencia.
Ojo: No hay que confundir pacifismo con no-violencia. El pacifismo es una forma de vida. La no-violencia es una estrategia de lucha. El 99.99% del pueblo sublevado debe evitar la violencia por razones tácticas más que por convicción moral. La violencia funciona a favor del régimen. Transmitir por TV escenas de muertos en las calles podría desmantelar la sublevación cívica tan pronto como ésta arranca. Es por eso tremendamente importante NO DESPLAZARSE más allá del frente de nuestras viviendas (de nuestras “guarimbas”). De hecho, no es necesario estar en las calles durante “La Guarimba”. Solo necesitamos asegurarnos que nuestras barricadas, frente a nuestras viviendas, estén trancando la vía. Sólo saldremos de nuestras casas para repotenciar aquellas barricadas que ameriten ser repotenciadas.
Decíamos que nuestro mayor reto es, sin duda alguna, de carácter comunicacional. El pueblo debe saber cuál es la manera exacta de aplicar “La Guarimba” dentro de una sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida.
Habremos logrado vencer la barrera de esa dificultad comunicacional mediante la creación de “CELULAS DE RESISTENCIA”.
En biología, la célula es la unidad esencial que forma a todo ser vivo. Es además la estructura anatómica y funcional fundamental de la materia viva, capaz de vivir independientemente como entidad unicelular, o bien, formar parte de una organización mayor, como un organismo pluricelular. Nada hace el régimen con desmantelar UNA célula de resistencia, porque ella forma parte de un todo organismo pluricelular que está representado por millones de ciudadanos quienes no se conocen entre sí. Cada “célula de resistencia” consta de cinco “núcleos” o individuos. Cada individuo solamente conoce y se comunica con otros cinco. En otras palabras: es MATERIALMENTE IMPOSIBLE desmantelar un sistema u organismo pluricelular.
Estas células de resistencia servirán para divulgar la manera correcta y segura de sublevarnos, además: conformarán la más perfecta red de comunicación del sistema pluricelular de resistencia. A través de las células de resistencia nos iremos comunicando como hacen los africanos en la selva con sus tambores. En cuestión de horas podremos comunicar una información a millones de ciudadanos… y si se nos caen los medios de comunicación, como la telefonía o la red de la Internet, podremos comunicarnos boca-a boca, cara-a-cara, porque un individuo, dentro de esa compleja red pluricelular, solamente tiene la responsabilidad de contactar a los miembros de la célula de resistencia que él o ella creó, es decir: A CINCO PERSONAS, no más.
Cada uno de nosotros debe convertirse en “PRECURSOR DE LA LIBERTAD” creando nuestra propia célula de resistencia, es decir, invitando a nuestra casa a CINCO personas. No serán SEIS o más… ni serán CUATRO o menos: SERÁN CINCO PERSONAS NADA MÁS. Necesitamos mantener cada célula lo más manejable posible y si consta de muchos “núcleos” (individuos), se nos hará más difícil contactar a cada uno de ellos en el momento crítico. Recuerden: CINCO PERSONAS NADA MÁS.
Una vez en la reunión, leeremos este manifiesto. Cada invitado se alternará en la lectura de cada párrafo, así se mantendrán atentos y nos aseguraremos de que cada quien haya entendido su contenido.
Leyendo este manifiesto aprenderán la manera más adecuada y segura de implementar “La Guarimba”, es decir:
* Trancando los metros cuadrados de
calle que están FRENTE a nuestras viviendas…
* No desplazándonos más allá del frente
de nuestras viviendas…
* No confrontando con el enemigo…
Así de sencillo Y DE SEGURO es el asunto para el 99.9% de la población sublevada. Habrá “otros” que harán “otras cosas” pero “esas cosas” no las sabrá el régimen hasta que llegue el momento, razón por la cual es IMPERATIVO que el 99.9% de la población NO SE DESPLACE, pues podría ser muy perjudicial para aquel que decida hacerlo.
Sin embargo, habrá que explicar un poco más porque la mayoría de los seres humanos gusta de ponerse barreras. Siempre habrá aquel que pregunte: ¿y qué ganamos trancando las calles? Siempre habrá alguien que tiene un “plan” mejor. Jamás se han enfrentado a una tiranía castro-estalinista, pero pretenden tener la “solución” al trauma colectivo. Al final, son esos los primeros que no participan de una manera o de otra.
La sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida ha sido ampliamente probada en otros países. Habrá quien diga: “sí… eso habrá sido en Serbia, pero aquí no somos serbios”. En fin. Siempre habrá quien guste de ponerse barreras. Dejemos que sea el enemigo quien nos ponga las barreras, no seamos nosotros mismos quienes nos auto-limitemos.
XII. SU FUNCIÓN CÍVICA Y ACTIVA
Es importante, pues, explicar – entre otras cosas – cuál es la función cívica y activa de “La Guarimba”, como una modalidad de sublevación.
La única función cívica y activa de “La Guarimba” es la de paralizar al país de una manera generalizada y sostenida, logrando un VERDADERO PARO GENERAL: ¡un verdadero paro general!
Eso solo es suficiente como para defenestrar al más obstinado tirano, sobre todo, porque al pasar los días se tiene que buscar una solución y al no haber otra que cambiar los factores de poder, lo único que quedaría sería la insurrección militar presionada internamente por millones de ciudadanos sublevados y externamente por la llamada “comunidad internacional”. Así ha funcionado siempre. El régimen perderá el apoyo interno, el de sus militares, acólitos y/o policías. Así las cosas, la única vía factible sería el abandono del poder.
Eso le sucedió a Milosevic… a Marcos, a Batista, a Aristide, a Fujimori, a Pérez Jiménez, a Ceaucescu en Rumania y a Erich Honecker en la Alemania Oriental, entre muchos otros tiranos que fueron depuestos tras una presión popular de mayor o menor grado de violencia.
“La Guarimba” es una de tantas maneras de provocar esa necesaria presión interna y externa para que los tiranos abandonen el poder. Es, además, la manera más segura y expedita, si la hacemos correctamente.
La mayor parte del pueblo solamente tiene que comprometerse a trancar el pedacito de calle que está frente a su casa, a no alejarse más allá del frente de su vivienda y a no confrontar con el enemigo. Quedarse dentro de su hogar (de su refugio o “guarimba”) es lo mejor… de ahí el nombre de esta estrategia ya que “guarimba” significa, en uno de los dialectos caribes: refugio. En esta estrategia de “LA GUARIMBA”, el elemento más importante es el refugio de los participantes, la “guarimba” de los participantes. Es entendible el por qué no debemos desplazarnos más allá del frente de nuestras “guarimbas”, de nuestros “refugios”. Al menor indicio de peligro, nos retiramos “estratégicamente” a la seguridad de nuestras “guarimbas”, de nuestros “refugios”: de nuestras viviendas.
XIII. LOS “PEONES CIRCUNSTANCIALES”
Todo régimen sobrevive con la necesaria ayuda de los “peones circunstanciales”. Estos son aquellos que conforman, por motivos circunstanciales, las fuerzas armadas y los organismos policíacos de represión o prevención. Estos “peones” (soldados y policías) cambian de bando con las circunstancias. Al cambiar el gobierno, cambian de bando.
Debemos captar a los “peones circunstanciales” del régimen para que nos ayuden a modificarle, para bien, el destino al país. Además, los “peones circunstanciales” podrían salvar cientos de vidas de nuestros aliados al momento de una sublevación.
Es muy fácil hablar con “ellos”… con los “peones circunstanciales”. Muchos de los “núcleos” de las células de resistencia conocen a un “peón”… o son familia de uno de ellos. Hay que pedirles que llegado el momento, disparen por encima de nuestras cabezas, con todo lo que eso significa. A esos “peones” hay que irlos ablandando. Todos ellos tienen familia y muchos familiares de los “peones”, están del lado de la patria, no del régimen y formarán parte de nuestras células de resistencia.
XIV. LAS “CONDICIONES OBJETIVAS”
La situación momentánea de un determinado país es evaluada por las condiciones subjetivas y/u objetivas. Ambas condiciones son tremendamente cambiantes... dinámicas.
CONDICIONES SUBJETIVAS – Son aquellas condiciones que CREEMOS existentes en un determinado país en un momento específico en el tiempo. Las condiciones subjetivas NO SON precisamente las reales: son las que un grupo pudiera creer existentes. Por ejemplo, nuestros líderes de la resistencia pudieran pensar que están dadas las condiciones para convocar a la sublevación, cuando, en realidad, no es así... en cuyo caso, el llamado a la sublevación podría fracasar.
CONDICIONES OBJETIVAS - Son las reales. Las existentes. Cuando la marcha del 11 de abril de 2002 en Venezuela, estaban dadas las condiciones objetivas para una sublevación. Lo mismo sucedió en la tarde del 27 de febrero de 2004, cuando se prendió “La Guarimba”.
Oigan bien: es un requerimiento imprescindible que estén dadas las “condiciones objetivas” (las verdaderas) para llamar al pueblo a la sublevación o para que el pueblo se subleve de manera espontánea. Habrá que esperar el momento adecuado y mientras tanto, nos vamos preparando con “tareas”, retando al régimen e ignorándolo en todos los sentidos, pero – sobre todo – divulgando, a través de las células de resistencia el mensaje de sublevación y las instrucciones de cómo sublevarnos de una manera adecuada y segura. No se puede PROGRAMAR una sublevación. Aquel líder que convoque la sublevación a distancia, es decir, dentro de un mes o más… que “planifique” la sublevación, es – seguramente – un traidor cuya misión es la de EVITAR la sublevación y fomentar la depresión colectiva. Lo mismo podemos decir de aquellos líderes que llamen al DESPLAZAMIENTO de la población. LO ÚNICO que están buscando son unos muertos, para “matar” también la opción de la verdadera y efectiva sublevación.
XV. ¿Y DESPUÉS QUÉ?
Una pregunta muy válida es qué sucederá en el país después del derrocamiento de la tiranía. ¿Quién tomará el control del país?
Esa es una pregunta imposible de responder. Puede que se monte un “gorila” con intenciones muchísimo más malsanas que las que tenía el tirano depuesto, lo cual sería difícil... pero no imposible. ¿Qué haríamos entonces? Lo mismo que hicimos para sacar al tirano anterior, sólo que esta vez se nos hará infinitamente más fácil porque ya sabremos cómo sublevarnos y el poder de la sublevación en manos de la sociedad civil.
Sin embargo, no se nos ocurre un sistema más funesto, cruel, aberrante y satánico que el Castro-Estalinismo, así que nada podría ser peor.
XVI. ¿CÓMO COMENZAR UNA CÉLULA DE RESISTENCIA?
La etapa más sencilla – Y LA MÁS IMPORTANTE – de toda sublevación cívica es la creación de UNA “célula de resistencia”: de la primera. He aquí cómo se logra paso por- paso:
PRIMERO – Debemos imprimir SEIS copias del “Manifiesto de La Liberación”, este manifiesto que estamos leyendo en estos momentos, que también puede ser bajado y copiado en la siguiente dirección cibernética:
http://www.mrr.name/manifiesto.pdf
SEGUNDO – Debemos invitar a nuestra casa a CINCO amigos, familiares o compañeros de trabajo que estén del lado de la Patria. Sería perfecto que estos individuos no se conocieran entre sí y que no trabaran amistad de ahí en adelante. No presenten a los invitados, ni divulguen sus nombres entre ellos… en el caso de que no se conozcan, claro.
TERCERO – En la reunión cada participante debe turnarse para leer un párrafo de este manifiesto, cuya copia habrá recibido al comienzo de la reunión. Si hubiese acceso a la Internet, sería bueno revisar nuestro sitio en la red.
http://www.mrr.name/celula.htm
CUARTO – Cada participante debe COMPROMETERSE a crear una célula de resistencia de la misma manera.
QUINTO – Debemos velar porque nuestros CINCO “núcleos” hayan cumplido la misión de crear una nueva “célula” cada uno.
SEXTO – Debemos estar pendientes de revisar constantemente nuestro sitio en la web, donde estaremos impartiendo información importante. ¡EN MENOS DE UN MES HABREMOS CONTACTADO A CASI 10 MILLONES DE HERMANOS!